Tras 17 años, la mítica revista Ajoblanco revuelve, en papel, directa a los kioscos. Y para su diseño, han confiado en nosotros, junto con Jordi Brusi. Sin una gráfica definida, diseñada a varias manos sin libro de estilo ni cuadrícula, tratando los temas de forma libre y según temática, con un espíritu de anarquía controlada. Solo hemos usado tres tipografías (una romana, una slab y un palo seco) que hacen de nexo a todas las páginas. La revista se divide en dos secciones bien diferenciadas, si no contamos con El Muro, un recorta y pega a la vieja usanza, con texto mecanografiado y tics de otra época.
El resultado: un Ajoblanco heterogéneo y diverso, como su contenido.